La normalización y transversalización de la sostenibilidad, trabajada con el foco desde y para lo local, claves para el éxito global.

 

Cuando el Gobierno de Canarias acordó, el 26 de diciembre de 2019, que se iniciara la elaboración de la Agenda Canaria de Desarrollo Sostenible 2030 (ACDS), pensamos que era un gran acierto que atendía a una necesidad transversal de cualquier territorio y de la comunidad que lo habita, quedando desde entonces atentos a su evolución y posibilidad de colaboración.

A principios de septiembre de 2020, llegó una gran alegría. Nos llegaba un llamamiento a la participación en el proceso de redacción de las metas de la ACDS, y, como no podía ser de otra forma, rápidamente confirmamos nuestra participación a través de Víctor Fernández, quien tuvo el placer de participar en las 13 sesiones, donde se trabajó, junto con el resto de Shareholders involucradas e involucrados en el proceso, sobre la formulación y redacción de las metas propias canarias en los 17 ODS.

Bajo nuestro punto de vista, el proceso fue reflejo de una visión holística necesaria, aterrizando el principio de diversidad e inclusión, en unas sesiones donde pudimos participar personas provenientes de la sociedad civil no organizada, asociaciones, tercer sector, empresa privada, administraciones públicas, instituciones académicas, y sobre todo, toda aquella persona que libremente quería aportar en el Desarrollo Sostenible de Canarias.

Humanización, estrategia, eficiencia, institucionalización y ambición.

Estos algunos de los focos que creemos que deben siempre presidir cualquier proyecto de Gobernanza, más aún, uno que atañe a toda la población, en todos los ámbitos.

Humanización. Por muy importante, bueno, válido…que sea un proyecto que impacta y es impactado por personas, si no cuentas con esas personas, nunca podrá implantarse, y, mucho menos consolidarse, ninguna acción. Comunicar lo que se quiere hacer y llamar a la participación son pasos fundamentales en la viabilidad de la Agenda, y, creemos, que la organización del proceso lo ha tenido en cuenta, haciendo esfuerzos para que la participación sea diversa.

Una idea aislada, por muy brillante que sea, no puede ser útil en nuestra realidad hiperconectada, la cual necesita de acciones largoplacistas diseñadas teniendo en cuenta los inputs y outputs generados y recibidos de un océano cambiante. La visión holística permitirá la validez de la agenda y su alineamiento en una estrategia global de desarrollo sostenible la dotará de la utilidad que se le demanda.

La agenda no puede crear una sobre estructura burocrática, ni debe ser parte de una suerte de sistema paralelo corrector, tiene que entrar de forma transversal en el sistema para ayudarle de forma constructiva en su sostenibilidad competitiva, no suponiendo sobrecostes, sino inversiones con objetivos y previsión de retornos en la triple dimensión.

La agenda es una herramienta dentro de la legitimización y normalización de la conducta sostenible, algo que debe acompañarse del paso del concepto de voluntariedad a la obligatoriedad, tanto en las acciones y comportamientos, como en la comunicación y debida diligencia, animando al poder legislativo canario a continuar en el camino de una legislación más concreta, de mayor alcance y que colabore a generar un sistema donde los Shareholders de mayor responsabilidad y compromiso obtengan las mayores ventajas, así como se tiene que establecer un sistema de vigilancia y punitivo suficiente para penalizar de forma correcta las actuaciones no responsables o contrarias al desarrollo sostenible del territorio.

Por último, pero no menos importante, y, esta década muy de moda, necesitamos imprimir la ambición suficiente, tanto en la redacción de la agenda, la cuantificación en los objetivos, en la rotundidad de ciertas metas y en los mecanismos, presupuesto y calendario de ejecución, ya que, sin la ambición suficiente, la Agenda Canaria de Desarrollo Sostenible podría quedar en una carta de deseos, algo que, como partícipes en su elaboración, no podemos permitir.

La ACDS es un elemento muy importante, pero no deja de ser una herramienta más en el camino diario hacia nuestro presente y futuro sostenible.

¡Seguimos!