Es responsabilidad de todos conocer los valores naturales de nuestro patrimonio y disminuir el impacto ambiental de cada una de nuestras acciones.

El medio ambiente siempre ha sido una de las cosas más importantes y más valoradas por mí.

Ya desde muy niño veía que la naturaleza iba a formar parte de lo que sería mi vida adulta, y quiero pensar que así ha sido.

El medio natural es complejo y la interacción que el ser humano ejerce con él es aún más complicada. Cuando uno oye hablar acerca de ese desarrollo sostenible que siempre nos han prometido, no puede uno más que pensar en si realmente no estamos cometiendo los mismos errores día a día.

Todos estos motivos, sumados a la sombra del cambio climático que nos acecha a todos hace ya varias décadas, son los que me impulsaron a estudiar ciencias ambientales y a especializarme en varios sectores en principio muy dispares pero también muy relacionados con el medio ambiente como son la fauna silvestre y la huella de carbono dentro de los sistemas de gestión ambiental.

A lo largo de mi carrera, he tenido la oportunidad de colaborar en varios  proyectos y centros que promueven la investigación y el cuidado de nuestra fauna silvestre como parte vital de un crecimiento humano adecuado, en lugares como Inglaterra, Madrid u Ontario. Estas vivencias, sin lugar a dudas, han hecho que mi mentalidad acerca de cómo se puede evolucionar sin dañar el entorno sea mucho mayor que la que tenía en un principio.

En los últimos años, he centrado mis esfuerzos en que las empresas e instituciones se unan a la lucha contra el cambio climático a la vez que cumplen con los requisitos legales, cada vez más exigentes en materia del control de gases de efecto invernadero. Muestra de ello es, que España tiene aprobado desde mayo del pasado 2020 su anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética, con unos objetivos muy claros. Nuestro país tiene que reducir un 20% sus emisiones de CO2 respecto a 1990 para el año 2030 y tiene que ser neutro en carbono para 2050.

Este impulso nació hace ya varios años, cuando era becario de la Agencia Estatal de Meteorología y pude observar de primera mano, cómo han cambiado los registros de temperaturas en las estaciones meteorológicas de la Región de Murcia.

Como parte destacada de mi trabajo, no solo he implementado sistemas de gestión ambiental en empresas, sino que también he redactado Estrategias de Contratación Verde para instituciones, que ven en el medio ambiente, una fuente de financiación europea que puede ayudarles a mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos y a exigir a las empresas que quieran trabajar con ellos, unos estándares ambientales más allá de lo establecido.

El medio ambiente siempre necesita una mano que le ayude a mejorar su condición y para ello, la sensibilización tiene que ser una parte importante en el desarrollo de nuestras vidas. Si todos pensamos que es responsabilidad nuestra su cuidado, y conseguimos instaurar y desarrollar políticas acordes a las exigencias sociales, ambientales y empresariales, estaremos aportando nuestro granito de arena para ese desarrollo sostenible que tanto ansiamos.