Como ingeniera ambiental, soy una apasionada por desarrollar proyectos innovadores que generen impactos positivos en el ambiente y la sociedad. En esta oportunidad me gustaría hacer foco en los residuos. Mi experiencia profesional me ha llevado a diseñar e implementar mejoras en la gestión de residuos, asegurando una correcta disposición final al ejecutar soluciones técnicas, a fin de minimizar los impactos que los mismos pudieran generar.

En la actualidad, los patrones de consumo nos llevan a “comprar, consumir y desechar” generando diariamente gran cantidad de residuos. Asimismo, las empresas que fabrican los productos que consumimos extraen materias primas por medio de procesos que desperdician recursos y generan desechos que podrían ser evitados.

Este análisis nos lleva a la introducción del concepto de la economía circular.  La economía circular representa un cambio de paradigma que apunta a gestionar adecuadamente los recursos limitados del planeta y “cerrar el círculo” manteniendo el valor de los mismos el mayor tiempo posible, logrando así una economía sin desperdicios, donde todo se aprovecha, tal como funciona en los ecosistemas naturales.

En general tendemos a considerar el reciclaje como la principal alternativa para iniciar el camino en la economía circular, pero si lo analizamos más a fondo veremos que no es así. Una vez convertidos en residuos, los productos que desechamos requieren procesos de clasificación y tratamiento que permiten recuperar sólo un pequeño porcentaje de los materiales, para utilizarlos nuevamente como materias primas. Estas materias primas recuperadas muchas veces compiten con las extraídas directamente de la naturaleza, que pueden provenir de fuentes más baratas en términos económicos, lo que lleva a no elegir los materiales reciclados consumiendo nuevos recursos. Claro está que el reciclaje es necesario para que ciertos materiales sean reutilizados en los procesos productivos y para minimizar el volumen de residuos que se disponen en rellenos sanitarios y basurales a cielo abierto, pero lo que quiero destacar es que debemos cambiar el foco y pararnos en el paso previo lógico: la no generación de residuos.

Debido a esto, los invito a reflexionar sobre nuestras acciones. Como consumidores, está en nosotros analizar los productos que compramos adquiriendo realmente lo que necesitamos, priorizando los que fueron fabricados bajo criterios sustentables, reutilizando los que ya tenemos, reparando aquellos que se hayan dañado y en última instancia reciclando los que no hayamos podido rechazar, reducir o reutilizar. Por otro lado, las empresas deberían repensar sus productos y servicios basándose en la durabilidad, mantenimiento, reutilización, reparación, reemplazo, remodelaciones y uso reducido de materiales, que consecuentemente las llevarán a una reducción en sus costos.

Debemos alejarnos de un modelo basado en residuos, poniendo el foco en la innovación, preservando o aumentando el valor de los materiales. Redefinir nuestros residuos adoptando una estrategia circular que evite la dependencia del reciclaje, es el camino a seguir