Tras una larga experiencia profesional en la industria como director de proyectos de instalaciones de bio-energía y como director técnico en multinacionales como Acciona Energía y Glencore, así como director de calidad de las actividades agrícolas en Europa para esta última; en 2016 inicia su proyecto profesional Suno Sostenibilidad, una consultoría en sostenibilidad cuyo propósito es regenerar nuestro modelo de producción y consumo hacia uno circular, de forma que aumente la resiliencia de nuestra sociedad frente a la incertidumbre.

A menos de 10 años para el año 2030, resulta preocupante que la medición del triple impacto para una rendición de cuentas transparente y para alcanzar los grandes retos establecidos para 2030, no tenga una mayor implantación en las empresas, especialmente en las PYMES.

En primer lugar, considero oportuno volver a insistir sobre el concepto “sostenibilidad” y su significado, ya que este, se ha venido desvirtuando en los últimos años, dejando la puerta abierta a su uso con fines exclusivamente de marketing.

Si bien es cierto qué en la primera definición de Desarrollo Sostenible, atribuida al informe Brundland de 1987, se abordaba la parte ambiental de la sostenibilidad; el concepto ha ido evolucionando hasta nuestros días convirtiéndose en el eje central de la Agenda Global que pretende dar respuesta a los grandes retos a los que se enfrenta la Humanidad.

Por tanto, podemos decir que, la sostenibilidad se refiere, hoy en día, a la satisfacción de las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas, garantizando el equilibrio entre crecimiento económico, cuidado del medio ambiente y bienestar social. El término engloba los 3 aspectos, el ambiental, el social y el económico, aunque todavía se tiende a identificar con el aspecto puramente ambiental, que en cierto modo es lógico si consideramos a la Biosfera como la condición base para la justicia social y el desarrollo económico.

A pesar de que queda mucho camino por recorrer para una verdadera integración de la sostenibilidad en la estrategia de la empresas, se han dado pasos importantes por parte de grandes líderes empresariales que a buen seguro servirán de inspiración para el resto de empresas. Este es el caso de la “Declaración sobre el propósito de una Corporación”, en la que en 181 CEOs de grandes compañías americanas firmaron en agosto de 2019 su compromiso a liderar sus compañías para el beneficio de todos sus grupos de interés y no sólo para sus accionistas. O el caso de la quincuagésima reunión anual del World Economic Forum en Davos, en 2020, cuyo lema principal fue “Grupos de Interés para un mundo cohesionado y sostenible”, y donde se actualizó el Manifiesto de Davos en los siguientes términos “El propósito de una empresa es involucrar a todos sus grupos de interés en la creación de valor compartido y sostenido”.

La triple crisis, sanitaria, social y económica, provocada por la Covid-19 pone de manifiesto la importancia de fijar las políticas relacionadas con el desarrollo sostenible en base a objetivos basados en la ciencia. Un ejemplo de esto es la iniciativa Science Based Targets, promovida por Naciones Unidas, que impulsa el compromiso “Business Ambition for 1,5ºC”, en la que las empresas se comprometen a alinear sus planes de descarbonización al escenario de 1,5ºC, bajo criterios y recomendaciones basados en la ciencia.

Pero, aunque se observa una tendencia hacia políticas y estrategias sostenibles tanto a nivel público como a nivel de las grandes corporaciones, la cuestión clave para una verdadera transformación del modelo económico reside en hasta que punto las pequeñas y medianas empresas están sensibilizadas y cuentan con herramientas y recursos adecuados para acometer este cambio, especialmente en una crisis económica sin precedentes como la actual.

Pues bien, el pasado 21 de julio se alcanzó un histórico acuerdo en el Consejo Europeo para movilizar en respuesta a esta situación de crisis excepcional 750.000 millones de euros, financiados mediante la emisión de deuda comunitaria, que junto a los 1,074 billones del Marco Financiero Plurianual 2021-2027 permitirá abordar un volumen sin precedentes de inversiones en los próximos años. En concreto, este Fondo, permitirá a España obtener financiación por hasta 140.000 millones en el periodo 2021-2026, a través de su Plan Nacional de Recuperación, Transformación y Resiliencia, de los que la inversión “verde” representa un 37% del total, seguida de la digitalización, con un 33%.

La economía circular como palanca para la modernización industrial, el marco estratégico de energía y clima como referencia para la transición del sistema energético, la gestión del agua y sus infraestructuras, la resiliencia del litoral o la calidad del suelo y la buena gestión del territorio son algunas de las herramientas que ayudarán a identificar las grandes oportunidades y las cautelas que hemos de tener presentes en la fase de recuperación.

En base a todo lo anterior podría decirse que soplan vientos favorables para la integración de la sostenibilidad ambiental en la estrategia de las empresas, pero como en toda estrategia hay que definir una línea base constituida por una serie de indicadores, los marcos adecuados para medir y una verificación creíble de los impactos y las mejoras obtenidas en base a los objetivos marcados.

Desde Suno Sostenibilidad trabajamos los retos de la medición y gestión de los indicadores de impacto ambiental, para facilitar el uso de los marcos y herramientas existentes permitan una verificación rigurosa e independiente y una fácil comparabilidad entre productos, actividades y servicios de distintas organizaciones.